Ya no estás entre nosotros pero sigues en mi memoria.Fue un golpe saber que te fuiste, y te despedimos a nuestra manera, ya sabes...recordando tu sensibilidad, tu candidez,y cada vez que te pedía que vinieras a mi mesa a retocar alguna pintura, siempre decías:¡que te mando con Aurora!.
Aquella casa que tan buenos recuerdos traen a mi memoria, cuando nos echabas las llaves desde el balcón como una hada madrina, nos abrías las puertas de tu mundo multicolor;lienzos, escayolas, pinceles, cromos, y allí entre goma laca, betún de judea y oleos, dábamos rienda suelta a nuestra imaginación.
Las salidas de excursión, intercambio de cromos, música de fondo, el olor a colonia nenuco, los cuadros que colgaban de las paredes con tu alma de niña reflejada en ellos, eso sí desde el primer día dijiste:prohibido conversaciones que hieran a alguna de mis niñas.
Te veo en cualquier rincón de mi casa, mis camellos con aquellas patas que no había forma de darles la postura adecuada y tu nada, ni caso pero sé que todo era con cariño, querías que aprendiera y vaya si lo hice...¡conseguí terminarlas!.
No sé dónde estás, supongo que pintando con los angelitos que tanto te gustaban, y habrás continuado la conversación que te quedó pendiente con Cecilia, como dicen que internet llega a todos lados igual te asomas un día, entras en mi blog y lees esta carta;te alegrará saber que te seguimos recordando .Un besazo fuerte . Rosa
Emotiva y sentida carta.
ResponderEliminarUn besote, Kabila.
¡Que bien expresado! Dices que ves a Pilar en cada rincón de tu casa. Afortunadamente sigue en cada rincón de muchas casas, ya sabes que en la mía también tengo un montón de trocitos de su alma, espíritu o como se le quiera llamar. E incluso en sitios inverosímiles; ¿te acuerdas del gorro de verdiales de El Pimpi? Nos llevamos una sorpresa increible, así que, como bien dices, cualquier día aparece por tu blog.
ResponderEliminarMe sumo unánimemente a todo lo dicho en esta carta. Pero como Pilar decía no nos pongamos tristes "no vayas a llorar", mejor nos comemos una milhoja a su salud, y doble si puede ser.
Un beso nostálgico.
Si, llevaba días pensando en ella, por alguna razón, y se me ocurrió escribirle ,bueno como internet llega a todos los sitios,¡ quien sabe!gracias y besitos
ResponderEliminar¡La leche! Este blog tiene más laberintos que un zoco... y me asomo por la parte baja (entiéndase del blog) y me encuentro un libro familiar y una señora detrás de él. Qué jodía...
ResponderEliminarUn besote, guapetona.
Laberintos no sé, pero me apetecía mucho presentar el libro yo misma,porque eres el único autor que conozco de los que he leído. Si te ha gustado me quedo satisfecha. Un besote profe
ResponderEliminarNo solo me ha gustado sino que es de agradecer, y mucho. Y, sí, es deliciosamente laberíntico (o servidor está cegato, que también), porque un día descubro la liebre y la tortuga, otro día te veo detrás del libro... a saber qué me perderé la próxima ocasión, hasta que diga, ¡coño!, mira lo que hay por ahí...
ResponderEliminarUn besote para ti.